Teoría del Arrepentimiento Vicario
Esta teoría de McLeod Cambell, también recibe el nombre de teoría de la simpatía y de la santificación. Se funda sobre la suposición gratuita de que un arrepentimiento perfecto habría servido como expiación suficiente por el pecado, si el hombre hubiera sido capaz de un arrepentimiento adecuado, lo que no fue. Ahora bien, Cristo ofreció a Dios, en lugar de la humanidad, el arrepentimiento requerido, y haciéndolo así, cumplió las condiciones del perdón. Su obra realmente consiste en la confesión vicaria del pecado en lugar del hombre. La pregunta surge, como es natural: ¿Cómo se relaciona la muerte de Cristo con este arrepentimiento y con esta confesión vicaria? La respuesta es que, Cristo, por medio de sus padecimientos y muerte, entró mediante la simpatía a la condenación que el Padre hace del pecado, extrajo la perniciosidad del pecado y lo condenó; y esto fue considerado por el Padre como una confesión perfecta de nuestros pecados. Esta condenación del pecado está calculada también para producir en el hombre aquella santidad que Dios demanda de una humanidad pecadora. Esta teoría opera bajo las siguientes dificultades.
1. Puede entenderse inmediatamente que Cristo como hombre haya podido entrar por la simpatía en nuestras aflicciones y tentaciones, y en el sentimiento de nuestras enfermedades; pero para nada es claro cómo la encarnación lo capacitó para entrar en un sentimiento de compañerismo con nosotros en lo que se relaciona con, nuestros pecados. El fue inmaculado, por completo extraño al pecado, como poder corrupto en la vida suya, y por tanto, difícilmente podría identificarse, en el sentido moral, con los pecadores.
2. Aunque puede admitirse que según la Biblia, Cristo simpatizó con los pecadores a quienes vino a salvar, esta simpatía, ciertamente, no se presenta como el todo, o siquiera como la parte más importante de su obra redentora. Todo el énfasis queda sobre el hecho de que vicariamente soportó los padecimientos que merecen los pecadores y satisfizo los requisitos de la ley en una vida de obediencia. No obstante, esta teoría aunque reconoce la justicia retributiva de Dios y el demérito del pecado, niega la necesidad y la posibilidad de la substanciación penal, y afirma que la obra de Cristo en beneficio de los pecadores consistió, no en haber padecido por ellos sino en haber confesado de manera vicaria los pecados de ellos.
3. La teoría se funda sobre principios erróneos, es decir, que el pecado no necesariamente lo hace a uno merecedor del castigo; que la justicia y la santidad de Dios no demandan como asunto de proceso una expiación objetiva, y que la única necesidad de ayuda redentora se deduce de la incapacidad del hombre para arrepentirse de un modo verdadero.
4. Por último, la confesión vicaria, tal como la implica esta teoría, realmente es una contradicción de términos. La confesión es algo completamente subjetivo, y para ser válida necesita ser personal. Es el producto de una conciencia personal de pecado, y también es personal en sus efectos. Es difícil ver cómo podría librarnos de la obligación de arrepentimos un arrepentimiento tal come el vicario. Además, esta teoría no tiene fundamento bíblico.