LA TEORÍA DE ANSELMO ACERCA DE LA SATISFACCIÓN (LA TEORÍA COMERCIAL).

 

La teoría de Anselmo algunas veces se identifica con la de los Reformadores, conocida también como teoría de la satisfacción, pero no son idénticas las dos. Algunos procuran sembrar prejuicios en otros en contra de ella llamándola "la teoría comercial". Anselmo insistió en la necesidad absoluta de la expiación fundándola en la íntima naturaleza de Dios. Según Anselmo, el pecado consiste en la oposición de la criatura a darle a Dios el honor que a Él sólo es debido. A causa del pecado del hombre, Dios queda despojado de su honor, y era necesario que esto fuera castigado. Esto podía ser hecho en una de dos maneras: mediante castigo o mediante satisfacción. La misericordia de Dios lo impulsó a procurarlo por el método de la satisfacción, y más particularmente por medio del don de su Hijo, que era el único camino, puesto que se requería una satisfacción infinita. Cristo prestó obediencia a la ley, pero puesto que esto no era otra cosa más que su deber como hombre, eso no constituyó ningún mérito de su parte. No obstante, en adición a esto también sufrió y murió en el cumplimiento de su deber; y puesto que El, considerado como un ser sin mácula, no tenía ninguna obligación de sufrir y de morir, trajo de esta manera gloria infinita para Dios. Esta fue una obra de supererogación de parte de Cristo, que mereció y también produjo una recompensa; pero puesto que Cristo como Hijo de Dios nada necesitaba para sí mismo, la recompensa pasó a los pecadores en la forma del perdón de los pecados y de las futuras bienaventuranzas para todos aquellos que viven según los mandamientos del evangelio. Anselmo fue el primero que estructuró una doctrina completa sobre la expiación, y en muchos respectos su teoría apuntó en la dirección correcta. No obstante, está expuesta a la crítica en diferentes puntos.

 

1. No es consistente en su aplicación de la necesidad de la expiación. Ostensiblemente no funda esta necesidad en la justicia de Dios que no puede tolerar al pecado, sino en el honor de Dios que pide enmienda o reparación. Anselmo, fundamentalmente, comienza con el principio de "ley privada" o costumbre, según la cual la parte injuriada puede demandar cualquiera satisfacción que considera adecuada; y todavía arguye en favor de la necesidad de la expiación en un modo que concuerda con el concepto de la ley pública.

 

2. Esta teoría no tiene lugar para la idea de que Cristo, mediante el sufrimiento, soportó el castigo del pecado, y que sus padecimientos fueron vicarios en forma estricta. La muerte de Cristo es nada más tributo voluntariamente ofrecido al honor del Padre. Constituye un mérito supererogatorio que compensa los deméritos de otros; y esto es realmente la doctrina católico romana de la penitencia aplicada a la obra de Cristo.

 

3. El bosquejo es también unilateral y por lo mismo insuficiente, puesto que basa la redención sólo en la muerte de Cristo, concebida como una contribución material al honor de Dios y excluye la obediencia activa de Cristo como un factor que contribuye a su obra expiatoria. Todo el énfasis se pone en la muerte de Cristo y no se hace justicia a la importancia redentora de su vida.

 

4. En la presentación que hace Anselmo hay tan sólo una transferencia externa de los méritos de Cristo al hombre. No hay indicación de la manera en que la obra de Cristo en favor del hombre se comunica a éste. Tampoco hay indicación de la unión mística de Cristo y los creyentes, ni de la fe que acepta la justicia de Cristo. Puesto que toda la transacción se presenta como si fuera muy comercial con frecuencia se le designa como teoría comercial.