4.5 El Estado de Exaltación

OBJECIONES GENERALES EN CUANTO AL ESTADO DE EXALTACIÓN.

EL SUJETO Y LA NATURALEZA DE LA EXALTACIÓN.

 

Como  ya indicamos en lo precedente, hay una diferencia de opinión entre la teología luterana y la Reformada en cuanto al sujeto de los estados de Cristo. Los primeros niegan que sea el Logos, y afirman que la naturaleza humana de Cristo es el sujeto de los estados de humillación y exaltación. Por lo mismo excluyen la encarnación del estado de humillación de Cristo, y sostienen que este estado consiste en esto, "que Cristo por un tiempo renunció (verdadera, efectiva, pero libremente) al ejercicio plenario de la majestad divina que su naturaleza humana había adquirido en la unión personal, y, como un mero mortal, soportó todo lo que queda muy por abajo de la majestad divina (sufriendo y muriendo, bajo el impulso del amor que tuvo a este mundo)". Sostienen que el estado de exaltación se hizo manifiesto, primero que a todos, a los que habitan el más bajo mundo cuando Cristo bajó al hades, y posteriormente, a este mundo en la resurrección y  ascensión, alcanzando su plenitud al sentarse a la diestra de Dios. La exaltación, pues, consiste en que la naturaleza humana emprendió el ejercicio plenario de los atributos divinos que le fueron comunicados en la encarnación; pero que fueron usados sólo en ocasiones, o en secreto. La teología Reformada, por otra parte, reconoce la persona del Mediador, es decir, del Dioshombre, como el sujeto de la exaltación, pero acentúa el hecho de que fue, por consiguiente, la naturaleza humana en la que tuvo lugar la exaltación. La naturaleza divina no es capaz de humillación o exaltación.

 

1. En la exaltación el Dios-hombre, Jesucristo, se libró de la ley en cuanto a sus aspectos representativo y penal, y por consiguiente, se libró del peso de la ley como la condición del pacto de obras, y se libró de la maldición de la ley.

2. Cambió la relación penal con la ley, por la relación de justicia, y como Mediador entró en posesión de las bendiciones de salvación que El se ganó para los pecadores.

3. Fue coronado con el correspondiente honor y gloria. Se manifiesta también que, en su condición (la de exaltación) fue quitada de El la maldición del pecado. Su exaltación fue también su glorificación.

 

LA EXALTACIÓN DE CRISTO ES A LA VEZ BÍBLICA Y RAZONABLE

 

Hay abundantes pruebas bíblicas de la exaltación de Cristo. La historia del evangelio nos deja ver con claridad que la humillación de Cristo fue seguida por su exaltación. El pasaje clásico para probar la exaltación se encuentra en Fil 2: 9-11; "Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre". Pero en adición a este hay otros varios pasajes, por ejemplo Mar. 16: 19; Luc. 24: 26; Juan 7: 39; Hech. 2 : 33 ; 5 : 31; Rom. 8 : 17, 34; Ef. 1 : 20 ; 4: 10; I Tim. 3 : 16; Heb. 1 : 3 ; 2 : 9; 10: 12.

 

Hay una relación   estrecha entre   los  dos   estados. El estado de exaltación debe considerarse como el resultado judicial del estado de humillación. En su capacidad de Mediador Cristo cumplió las demandas de la ley en sus aspectos representativo y penal, pagando el castigo del pecado y mereciendo la vida eterna. Por lo tanto, tenían que seguirle su justificación, y el acto de entrar en posesión de la recompensa. Puesto que El era una persona pública y había cumplido su obra públicamente, la justicia requería que la exaltación fuera también asunto público. La exaltación de Cristo tuvo un triple significado. Cada una de las etapas fue una declaración práctica de Dios en cuanto a que Cristo había cumplido las demandas de la ley y estaba capacitado, por lo mismo, para obtener su recompensa. Las dos primeras etapas también tienen significado ejemplar, puesto que simbolizaban lo que tendrá lugar en la vida de los creyentes. Y, finalmente, todas las cuatro etapas estuvieron destinadas para ser útiles en la glorificación perfecta de los creyentes.

 

EL ESTADO DE EXALTACIÓN EN LA MODERNA TEOLOGÍA ANCHA

La moderna teología ancha, de consiguiente, no reconoce ningún estado de exaltación en la vida de Cristo. No sólo ha desechado del todo la idea legal de los estados de Cristo, sino que también ha desterrado todo lo sobrenatural en la vida del Salvador. Rauschenbusch cierra su Theology for the Social Gospel con una discusión sobre la muerte de Cristo. Macintosh dice que "las dificultades en el camino de la aceptación de la noción ordinaria tradicional de la `resurrección' de Jesús como una reanimación del cuerpo muerto, su transformación milagrosa y su ascensión final al 'cielo' son prácticamente insuperables para el hábito científico de pensamiento. . . . Una abrumadora responsabilidad de prueba agobia todavía a quienes sostienen que (el cuerpo de Cristo) no sufrió desintegración, a la manera de los cuerpos de todos nosotros que han muerto". Beckwith admite que la Biblia, y particularmente Pablo habla de la exaltación de Cristo, pero dice: "Si  trasladamos la noción apostólica de la exaltación a su equivalente moderno, encontraremos que Pablo dice que Cristo es superior a todas las fuerzas del universo y a todos los órdenes conocidos de seres racionales aun a los más altos, con excepción única del Padre".Y George Burman Foster declara francamente: "Según la ortodoxia el Hijo de Dios renunció a su gloria divina y luego volvió a asumirla; se despojó de ciertas cualidades divinas y luego las recuperó de nuevo, lo que quiere decir la ortodoxia es algo, básicamente bueno, es decir, que el Dios grande y misericordioso nos sirve y no se considera demasiado bondadoso para hacerse nuestro alimento humano diario. Quizá la forma de la doctrina ortodoxa era necesaria cuando la doctrina fue seleccionada, pero ese ser terrible, el hombre moderno, nada tiene que hacer con ella".