Elección y Santidad
La Elección lo es a la Santidad.
Otro hecho claramente revelado es el de que somos escogidos para la santidad; que somos creados para buenas obras; en otras palabras, que todo bien en nosotros es el fruto, y por ello que no puede ser la base de la elección. En Ef 1 :3-6 dice el Apóstol: «Bendito Sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, de la que nos ha colmado en el Amado.» En este pasaje se expone la doctrina Agustiniana de la elección de una manera tan clara e inclusiva como jamás haya sido presentada en el lenguaje-humano. El Apóstol enseña:
(1) Que el fin o designio de todo el esquema de la redención es la alabanza de la gloria de la gracia de Dios, esto es, la exhibición ante la admiración de las criaturas inteligentes de los gloriosos atributos de la gracia divina, o el amor de un Dios infinitamente santo y justo para con pecadores contaminados y culpables.
(2) A este fin, por su mero beneplácito, Él predestinó a aquellos que eran los objetos de Su amor a la exaltada dignidad de ser los hijos de Dios.
(3) Que para preparados para este sublime estado, los escogió, antes de la fundación del mundo, para que fueran santos y sin mancha en amor.
(4) Que en consecuencia de esta elección, o en la ejecución de este propósito, El confiere sobre ellos todas las bendiciones espirituales, regeneración, fe, arrepentimiento y la morada del Espíritu. Es totalmente incompatible con este hecho que la base de la elección sea el previo conocimiento de la fe y del arrepentimiento. Los hombres, según el Apóstol, , se arrepienten y creen porque son elegidos; Dios los ha escogido para que sean santos, y por ello su santidad o bondad en forma o medida alguna no pueden ser la razón de que hayan sido elegidos. Del mismo modo dice el apóstol Pedro que los creyentes han sido elegidos «para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo» (1 P 1 :2), Esta es la clara doctrina de la Biblia: los hombres son escogidos para que sean santos. El hecho de que Dios los haya predestinado a salvación es la razón por la que son llevados al arrepentimiento y a una vida santa, «Debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros,» dice Pablo a los Tesalonicenses (2 Ts 2:13), «de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante [no, devido a] la santificación en el Espíritu y la fe en la verdad.» «Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo, sabiendo, hermanos amados de Dios, vuestra elección» (1 Ts 1:2-4). Él reconoce la elección de ellos como la fuente de su fe y amor.