Símbolo y Tipificación de la Obra Sacrificadora de Cristo
La obra sacrificadora de Cristo fue simbolizada y tipificada en los sacrificios mosaicos. En relación con estos sacrificios merecen atención los puntos siguientes:
1. Su naturaleza expiatoria y vicaria. Se han dado varias interpretaciones a los sacrificios del Antiguo Testamento :
a. Que eran regalo para complacer a Dios, para expresar gratitud o para aplacar su ira
b. Que fueron esencialmente comidas sacrificatorias que simbolizaban la comunión del hombre con Dios
c. Que fueron medios designados divinamente para confesar la extremada maldad del pecado
d. Que, hasta donde incorporaban la idea de substitución, fueron nada más expresiones simbólicas del hecho de que Dios acepta al pecador en el sacrificio que, en lugar de una obediencia efectiva, expresa su deseo de obedecer y su anhelo de la salvación. No obstante, la Biblia testifica el hecho de que todos los sacrificios de animales, entre Israel, fueron expiatorios, aunque este carácter no fue prominente por igual en todos ellos. Era más prominente en las ofrendas por el pecado y la transgresión, menos prominente en el holocausto, y todavía menos manifiesto en la ofrenda de paz.
e. La presencia del elemento vicario en estos sacrificios se descubre por las declaraciones precisas en Lev. 1 : 4; 4 : 26, 31, 35 ; 5 : 10 ; 16 : 7: 17: 11
f. Por la imposición de las manos que, a pesar de la contraria afirmación de Cabe, servían, ciertamente, para simbolizar la transferencia del pecado y la
culpa, Lev. 1 :4; 16: 21, 22
g. Por el rociamiento de la sangre sobre el altar y el propiciatorio como acto para cubrir el pecado, Lev. 16: 27
h. Por el efecto de los sacrificios, repetidamente consignado, es decir, el perdón de los pecados del ofrendante, Lev. 4: 26, 31, 35. Las pruebas del Nuevo Testamento podrían con facilidad añadirse, pero basta con éstas.
2. Su naturaleza típico-profética. Los sacrificios mosaicos no sólo tuvieron significado ceremonial y simbólico sino también espiritual y típico. Fueron de carácter profético y representaron el evangelio en la ley. Fueron designados para prefigurar los sufrimientos vicarios de Jesucristo y su muerte expiatoria. La relación entre ellos y Cristo ya está indicada en el Nuevo Testamento. En Sal 40: 6-8 se introduce el Mesías como diciendo: "Sacrificio y ofrendas no te agradan; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón". En estas palabras el mismo Mesías sustituye con su gran sacrificio los del Antiguo Testamento. Las sombras se desvanecen cuando llega la realidad que delineaban, Heb. 10: 5-9. En el Nuevo Testamento hay indicaciones numerosas del hecho de que los sacrificios mosaicos fueron típicos del más excelente sacrificio de Jesucristo. Hay claras indicaciones, y hasta declaraciones explícitas que dan a entender que los sacrificios del Antiguo Testamento prefiguraron a Cristo y su obra, Col. 2: 17, en donde el Apóstol claramente tiene todo el sistema mosaico en la mente; Heb. 9: 23, 24; 10: 1; 13: 11, 12.
Varios pasajes enseñan que Cristo cumplió por los pecadores en un sentido más alto que el que se dice que los sacrificios del Antiguo Testamento alcanzaban en favor de los o frendantes, y que El los cumplió de un modo similar, II Cor. 5 : 21; Gal 3 : 13 ; I Juan 1 : 7. Se le llama "el Cordero de Dios", Juan 1: 29, y el Cordero Pascual, contemplándolo claramente según Isaías 53; y "un cordero sin mancha y sin contaminación", I Ped. 1: 19, y aun "nuestra pascua" que fue sacrificado por nosotros, I Cor. 5: 7. Y debido a que los sacrificios mosaicos fueron típicos, naturalmente, arrojan alguna luz sobre la naturaleza del gran sacrificio expiatorio de Jesucristo. Un grande número de eruditos bajo la influencia de la escuela Graf- Welhausen niegan el carácter penal y substitucional de los sacrificios del Antiguo Testamento aunque algunos de ellos están dispuestos a admitir que este carácter se les atribuyó algunas veces durante el período del Antiguo Testamento, aunque en una fecha comparativamente posterior y sin garantía suficiente.
3. Su propósito. Atendiendo a lo precedente puede decirse que los sacrificios del Antiguo Testamento tuvieron un doble propósito. Hasta donde la relación teocrática tenía que ver, el pacto fueron señalados para designar medios por los que el ofrendante pudiera ser restaurado a la posición pública, y a los privilegios, disfrutados como miembro de la teocracia, los cuales había perdido por su negligencia y transgresión. Como tales los sacrificios cumplieron su propósito sin consideración al temperamento y espíritu con que el ofrendante los traía. No obstante, no eran en sí mismos eficaces para expiar las transgresiones morales. No eran el verdadero sacrificio que podía expiar la culpa moral y quitar su corrupción, sino únicamente eran sombras de la realidad futura. Hablando del tabernáculo, el escritor de los Hebreos dice: "Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto", Heb. 9: 9. En el capítulo siguiente señala que estos sacrificios no podían hacer perfectos a los ofrendantes, 10: 1, ni quitar los pecados, 10: 4. Desde el punto de vista espiritual eran típicos de los sufrimientos y muerte vicarios de Cristo, y obtenían el perdón y la aceptación de Dios, únicamente cuando eran ofrecidos con verdadero arrepentimiento, y con fe en el método divino de la salvación. Tenían significado de salvación nada más hasta donde lograban afirmar la atención del israelita sobre el futuro Redentor y la redención prometida