5.1.1 Distinciones Aplicadas a la Obra Profética de Cristo
Cristo como profeta funciona de varias maneras:
1. Antes y después de la encarnación. Los socinianos estuvieron equivocados al limitar la obra profética de Cristo al tiempo de su ministerio público. El estuvo activo como profeta aun en la antigua dispensación, por ejemplo, en las revelaciones especiales del ángel del Señor, en las enseñanzas de los profetas en quienes actuó como el Espíritu de revelación (I Ped. 1: 11), y en la iluminación e instrucción de los creyentes, como el Espíritu que habita sabiduría personificada, enseñando a los hijos de los hombres. Y después de la encarnación prosigue su obra profética en sus enseñanzas y milagros, en la predicación de los apóstoles y de los ministros de la palabra, y también en la iluminación e instrucción de los creyentes, como el Espíritu que habita en ellos. Continúa su actividad profética desde el cielo por medio de la operación del Espíritu Santo. Sus enseñanzas son a la vez verbales y de hecho, es decir, enseña no únicamente por medio de comunicaciones verbales, sino también por medio de los hechos de la revelación, por ejemplo, la encarnación, su muerte expiatoria, la resurrección y la ascensión y aun durante el período del Antiguo Testamento por medio de tipos y ceremonias, por medio de los milagros de la historia de la redención, y por medio de la redención providencial del pueblo de Israel.
2. Tanto antes como después de su encarnación, su trabajo profético fue inmediato y mediato. Ejerció su oficio profético inmediatamente, como el Ángel del Señor, en el período del Antiguo Testamento, y como el Señor encarnado mediante sus enseñanzas y también mediante su ejemplo, Juan 13: 15; Fil. 2: 5; I Ped. 2: 22. Y lo ejerció mediatamente por medio de la operación del Espíritu Santo, por medio de las enseñanzas de los profetas del Antiguo Testamento y de los apóstoles del Nuevo Testamento, y todavía ahora lo ejerce por medio del Espíritu que habita en los creyentes y por medio de la agencia de los ministros del Evangelio. Esto también significa que prosigue su obra profética tanto objetiva y externamente como subjetiva e internamente, por medio del Espíritu que se describe como el Espíritu de Cristo.