3.4 La Unipersonalidad de Cristo - Un Misterio
La unión de las dos naturalezas en una persona es un misterio que no podemos comprender, y el cual, por esa razón precisa, a menudo es negado. A veces se le ha comparado con la unión del cuerpo y el alma en el hombre; y hay algunos puntos de similaridad. En el hombre hay dos sustancias, materia y espíritu, unidas en la forma más estrecha y, no obstante, sin mezclarse; así también en el Mediador. En el hombre el principio de la unidad, la persona, no tiene su asiento en el cuerpo sino en el alma; en el Mediador no está ese asiento en la naturaleza humana sino en la divina. Como la influencia del alma sobre el cuerpo y la del cuerpo sobre el alma es un misterio, así también es la conexión de las dos naturalezas en Cristo y su influencia mutuamente recíproca. Todo lo que acontece en el cuerpo y en el alma se atribuye a la persona; y de ese modo todo lo que tiene lugar en las dos naturalezas de Cristo resulta predicado de la persona. A veces a un hombre se le llama de acuerdo con su elemento espiritual cuando algo se hace predicado de él, y se aplica más particularmente al cuerpo, y viceversa. De manera semejante las cosas que se aplican solamente a la naturaleza humana de Cristo también se atribuyen a Él cuando se nombra según su naturaleza divina, y viceversa. Así como es un honor para el cuerpo estar unido con el alma, así también es un honor para la naturaleza humana de Cristo estar unida con la persona del Logos. Por supuesto, que la comparación es defectuosa. No ilustra la unión de lo divino y lo humano, de lo infinito y lo finito. Ni siquiera ilustra la unidad de dos naturalezas espirituales en una sola persona. En el caso del hombre el cuerpo es material y el alma es espiritual. Es una unión maravillosa, pero no tan maravillosa como la unión de las dos naturalezas en Cristo.